Siento la arena bajo mis pies…
tersa, tibia…
acaricio mis dedos en ella y
noto una sensación agradable.
Avanzo unos pasos y me golpeo;
un golpe seco y doloroso.
Mi verdugo se vuelve invisible
Y me atormenta la mente, el corazón y el alma
Quiero gritar y grito, pero nadie escucha,
nadie me oye. Mi voz está apagada y mis pies empiezan a hundirse. La arena empieza a devorarme, veloz, sin piedad.
Y sigo gritando… y siguen sin escucharme.
Cada segundo que pasa, cada grano de arena
que cae sobre mi, me hunde en la desesperación.
Lloro hasta la saciedad con tanta rabia e impotencia, que las lágrimas hacen un surco en mis mejillas abrasándolas, como si de un río de lava se tratara.
Es una marcha a contra reloj
Me falta el aire, todo se oscurece, mis gritos
se convierten en aullidos desesperados, para convertirse en suplicas.
Sordos. Todos están sordos.
Después de luchar, de romperme en dos
Mis fuerzas empiezan a abandonarme y me dejo caer a un vacío grande y frío.
No siento nada. El vacío y la soledad, son los únicos que me acompañan hacia un viaje a la desdicha, a la muerte del alma. Todo pasa, vuelve la luz, vuelve el aire… pero yo sigo encerrada.
estaba escrito hace un rato,y cuando lo termine me llamaron que ya se habia terminado todo,no puede ser, si hay dios no es justo, me pesa la vida..no puedo pensar que sea cierto
no te puedes ir asi como asi,me niego--
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